- Eres de las afortunadas que ha experimentado dos veces el pertenecer a la Corte de Honor. ¿Cómo lo viviste siendo de la Corte Infantil y años más tarde de la Corte Mayor?
Puedo decir que soy afortunada y privilegiada porque
vivir esa experiencia en dos ocasiones tanto de pequeña como de
mayor es todo un orgullo. De pequeñita era muy pequeñita, tenía
ocho años y tengo los recuerdos más importantes porque claro cuando
eras tan chiquitina... De hecho, era la peque de la Corte, pero me
acuerdo perfectamente del día que me eligieron, del día de la
llamada, del día de la exaltación, que fue en el Teatro Principal y
fue una experiencia muy bonita y lo recuerdo muy divertido, me
acuerdo que me lo pasaba muy bien en todos los sitios y luego de
mayor ya lo vives de otra manera, en mi caso, tuve la suerte de tener
a doce amigas, hoy en día seguimos todas en contacto y fue
inolvidable, cada sitio donde íbamos, cada acto... Eramos una Corte
muy falleras, entonces lo disfrutábamos todo, cada cosita lo
exprimíamos al máximo y claro, desde otra perspectiva que una niña
y volvería a repetir ya con las mismas doce.
- ¿En los dos casos fuiste de las que optaban al cargo de FMIV/FMV?
Si, porque pienso que una mujer que se siente valenciana
y fallera, para ella lo máximo es llegar a ser Fallera Mayor de
Valencia y quien diga que no, está mintiendo, entonces hay varias
cuestiones a valorar de las que yo no voy a entrar, pero vamos, en
las dos ocasiones si que me hubiera gustado ser Fallera Mayor de
Valencia, pero no lo fui y estoy encantada igualmente.
- ¿Cómo es tu relación con tus compañeras del 86 y del 97? ¿Y con tus respectivas FFMMV?
Pues con las nenas, con la Corte Infantil, éramos muy
pequeñas y otros tiempos, hace muchos años y la relación no te unías tanto, pero ahora de mayores con esto del Whatssap nos hemos
vuelto a reencontrar, tenemos un grupo que estamos todas las de la
Corte Infantil y con nuestra Fallera Mayor Infantil, no hemos vuelto
a quedar, lo hemos intentado pero claro casi todas son mamás, con
nenes y cuesta mucho, pero si que nos hablamos bastante y justamente
nos hemos felicitado las fallas por si no hablablamos, osea que bien
y tengo muchas ganas de que se produzca ese encuentro y ver como
están y con las mayores me veo un montón, tenemos una buenísima relación todas, de hecho hace unas semanas quedamos a tomar un café,
siempre hacemos quedadas y vamos las que podemos, pleno es difícil porque tenemos una viviendo en Barcelona y está complicado cuando
viene ella, pero si intentamos quedar varias veces al año y vernos y
ponernos al día de nuestras familias y todo. Con las Falleras
Mayores, mis dos Falleras Mayores de Valencia pues fenomenal,
Sandrita es un encanto, ¿Que te puedo decir de ella? Siempre está
pendiente de todo, igual no hablamos continuamente pero cuando pasa
algo la tienes al teléfono preguntando como estás y hay una
buenísima relación y con Patricia también, la verdad que con esto
del Whatssap nos hemos vuelto a reencontrar, el verano pasado me la
encontré una noche tomando algo y me hizo muchísima ilusión y
ahora recuperando también esa relación de hace muchos años.
- Imaginamos que tendrás anécdotas, ¿Nos cuentas alguna de los dos años?
De pequeñita tengo una que recuerdo muy graciosa y es
que mi madre no sabia peinar de fallera, a mi venia una señora a
peinar a casa, que era la señora que me hacía los trajes, que es
como si fuera de la familia, la quiero un montón y ella venia todos
los días a casa a peinarme, me ponía la película de Super Man y yo
que me quedaba viendo la película, ella me peinaba y yo no me quejaba
nunca porque me encantaba ser fallera y entonces hubo un día de la
semana fallera que mi madre le dijo: “Carmen no vengas mañana, la
niña que duerma con los moños, como a ella le da igual, que duerma
con los moños que no hay ningún problema”. Pues yo llego a casa
y lo primero que hago es quitarme los moños de los lados y la chica
que nos cuidaba cuando mis padres estaban trabajando me dijo: ¡Omaira
los moños, que te has quitado los moños! Y al día siguiente me los
hizo mi madre, que no sabía peinar, y en mitad de un acto, en el
escenario, mis rodetes hicieron rururururru, se cayeron y los
acompañantes de Junta Central Fallera como buenamente pudieron me
los pusieron, en aquel entonces no habían mujeres, eran todo
hombres, y ellos me pusieron los rodetes como pudieron, lo recuerdo
con mucha vergüenza y eso que era muy pequeñita. Y luego de mayor,
siempre cuento la misma anécdota porque fue muy gracioso, el día de
la recogida de premios, estábamos todas en la tribuna, ya son muchos
días, estas muy cansada y vas de un lado para otro corriendo, pues
Moni, una compañera se quitó los zapatos y los tenía puestos a pie
de tribuna, pues pasa una Fallera Mayor y con la falda se lleva los
zapatos de Moni, aquella cuando se da cuenta de que no tiene los
zapatos, Félix Crespo, el pobre, corriendo falla por falla de las
que acababan de pasar, buscando los zapatos de Mónica y los
encontró, encontró los zapatos, fue graciocisimo.
- De los tantísimos actos a los que asististeis, ¿Con cual te quedas?
Me quedo con muchísimos actos, me quedo con el cariño
de la gente, porque yo alucino como siendo de la Corte la gente se
acuerda de ti, se fija en ti, ese año la gente te tiene mucho cariño
y te lo demuestra y con el paso de los años, a día de hoy, se
siguen acordando de mi, y la verdad que me hace mucha ilusión. Un
acto impactante para mi es la Crida, además de pequeñita no tuve la
oportunidad porque las infantiles no íbamos, se hacía en la otra
parte de la torres y para mi la Crida fue realmente impactante y el
momento de subir al escenario en el Palau de la Música también.
- ¿Cómo fue la experiencia como jurado de Corte de Honor?
Increíble, increíble. Yo había sido jurado de sector en
algunas ocasiones y ser jurado de Corte de Honor era como una
espinita que tenía, porque yo quería ver como era todo por dentro,
tuve la suerte de contar con unos compañeros magníficos, las
candidatas, hubiéramos sacado tres Cortes, fue una experiencia
inolvidable tanto para las candidatas como para nosotros porque lo
intentamos hacer todo muy ameno, muy de tu a tu. El último día que
estuvimos con las candidatas acabamos tanto ellas como nosotros
llorando, de lo bonita que había sido la experiencia y luego me
siento muy orgullosa de haber estado, de haberlo vivido y de haber
sacado la Corte que saqué, que a día de hoy seguimos en contacto
los miembros del jurado con la Corte y la verdad que lo recomiendo a
todo el mundo. Tengo que decir, que adelgacé un montón porque no dormía, al ser jurado de las mayores, hacíamos las pruebas a partir
de las ocho de la tarde hasta las tres de la mañana, al día siguiente a trabajar, pero valió la pena.
- Tuviste la oportunidad de presentar la elección de la Corte de Honor 2011. ¿Cómo fue esa experiencia?
Me puedo considerar muy privilegiada porque he podido
vivir el mundo de las fallas desde muchas perspectivas, como fallera
de mi comisión, como Fallera Mayor, como Corte de Honor y luego como
periodista y como parte del jurado de Corte de Honor, entonces eso
para mi a nivel profesional fue increíble porque estar ante seis mil
personas en un acto tan importante, que genera tanta expectación y
encima habiendo pasado yo por ese escenario y sabiendo lo que están
sintiendo cada una de las candidatas, para mi fue muy emocionante y
lo haría ya otra vez encantada, como si me quieren llamar todos los
años, porque los disfruté un montón.
- ¿Que opinas sobre el método de elección tanto de la Corte de Honor como de las FFMMV? ¿Cambiarías algo?
Yo lo veo muy bien, además esos quince días que se están de convivencia con las candidatas, veo que da mucho tiempo para
poder elegir una buena Corte de Honor y para tener un buen criterio.
Lo que haría como antiguamente es no llevar a tantas a la final,
porque para el jurado es una locura. Nosotros teníamos el sector,
semifinal y luego la final y es que llevar a setenta y tres señoritas
y niñas tanto tiempo de espera desde julio hasta octubre es mucha
incertidumbre. También vería bien que el jurado que elige a la
Corte de Honor, eligiera a las Falleras Mayores, porque ya las
conoces y tienes otros quince días para matizar cosas de esas trece
chicas que ya has sacado y sería una buena opción.
- ¿Recuerdas alguna Fallera Mayor de Valencia en la historia, que te marcara? Para ti, ¿Qué requisitos crees que debe cumplir una Fallera Mayor de Valencia?
Puedo decir que me han marcado tres Falleras Mayores de
Valencia, una fue Covachi, que yo era pequeñita pero la recuerdo
mucho y me encantaba, y siempre que la veo en la cena de Cortes la
miro con admiración, luego me marcó Elena Muñoz, porque ese año
yo era Fallera Mayor de mi comisión y entonces cuando tu eres de tu
falla, la Fallera Mayor de Valencia la tienes siempre en un pedestal
y cada vez que la veia en un acto para mi era impresionante, era ver
a mi Fallera Mayor de Valencia y la otra es Sandra Climent, porque
para mi ha sido una de las mejores Falleras Mayores que ha habido. Y
los requisitos yo creo que una Fallera Mayor de Valencia tiene que
tener lo que siempre se dice, saber estar, don de gentes, formación,
cultura, belleza, porque para mi es importante la belleza, porque
muchas veces dicen que da igual que una chica no sea muy guapa, para
mi si porque la gente no llega a conocer a la Fallera Mayor de
Valencia, y con lo que te quedas es con la imagen porque nos está
representando dentro y fuera de nuestra ciudad, entonces considero
que tiene que tener una buena imagen, pero un requisito
indispensable es que ame Valencia y las fallas porque es un año muy
sacrificado tanto para la Fallera Mayor como para la Corte y si no lo
sientes realmente y lo llevas dentro del corazón, puede ser un año
muy pesado.
- ¿Que cualidades crees que vieron en ti para llegar a lo más alto en dos ocasiones?
Pues no lo sé, se lo tendrías que preguntar al jurado,
pero creo que ante todo que soy muy fallera, me gustan mucho las
fallas, me gusta mucho vivirlo y lo disfruto al máximo, yo volvería
a ser de la Corte todas las veces que hiciera falta, de hecho siempre
he estado vinculada al mundo fallero, en mi casa nadie era fallero y
yo veía una fallera y me ponía a llorar, yo le decía a mi madre:
¡Mama, quiero ser fallera! Y mi madre no entendía nada y ella me ponía una peineta y yo dejaba de llorar, entonces a los seis años mi madre me dijo: Hija, no eres fallera, eres Fallera Mayor Infantil y
entre en la falla Plaza de Honduras, siendo Fallera Mayor y desde ahí
hasta ahora.
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